Hoy me detengo a escribir acerca de la ruta de bus 106. Cada día es igual: a las 6 de la mañana, salgo de mi casa hacia el punto de buses, para trasladarme hacia la universidad. A las 6 y 10, estoy en el bus de mi querido pueblo tepecoyo.
Al principio, todo es calmado: las personas que nos logramos sentar, venimos cómodas. A la salida del pueblo, empieza el caos: todas las personas quieren venir sentadas. Pero eso es algo imposible, ya que el autobús únicamente tiene asientos para 55 personas, pero el conductor y el cobrador quizás se imaginan que el número de ruta que les han asignado en el número de pasajeros que pueden lleva.
Les cuento que en un rato más tarde todos los pasajeros venimos muy apretados. En los asientos de tres personas, el cobrador quiere que vengan cuatro; y en los de dos quiere que vayan tres. Es algo terrible que cuando el motorista decide cerrar las puertas, porque más adelante se encuentra la policía y tiene miedo al levar a las personas colgadas, porque les ponen una multa, muchas de las personas que vienen en el autobús e alistan tato que se ven muy mal, aparte de todo van con unas caras, muy enojadas.
Cuando alguna persona se va a bajar del autobús, tiene que anticipar su parada dos kilómetros antes, porque si no lo hace, la bajan tres kilómetros después.
Eso es de todos lo días, esto nos pasa a muchas de las personas que usamos en transporte público.
A 106
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4 comentarios:
Me imagino qué molesto ha de ser, William. A mí también me toca andar en bus todos los días. Acá te dejo la dirección de un blog que se trata de eso, de andar en bus, por si te interesa conocer otras vivencias de este tipo: http://andandoapie.blogspot.com/
Hola que ondas, está chivo tu blog y me llamó la atención A106, que al leerla me doy cueta que lo que escribistes es verdad suerte.
Es una odisea viajar en bus en estos días. Hay que tener cuidado siempre. Me agrada tu entrada
¡Hola William! ME gustó mucho tu relato sobre la ruta de buses. Es bastante interesante leer sobre algo que ya conocemos y que sea relatada tal y como es. Me descubrí riéndome sobre cómo el cobrador trata de evitar una multa cerrando la puerta del bus, como si ese acto fuera a borrar el peligro d ellevar un bus repleto de personas. A pesar d elos peligros y malos raotos que nos hacen pasar los buseros, estoy feliz de vivir en este país y de vivir con estas personas.
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